LAS PALABRAS DE

CASSIODORO DE REINA

en su Amonestación sobre el uso de

Señor vs Jehová

 

"...Cuanto a lo primero, Habemos retenido el nombre (Jehová) no sin gravísimas causas.  Primeramente porque donde quiera que se hallará en nuestra versión, esta en el texto Hebreo, y nos pareció que no lo podíamos dejar, ni mudar en otro sin infidelidad y sacrilegio singular contra la Ley de Dios, en la cual se manda.  Que no se le quite, ni se le añada.  Porque si en las adiciones arriba dichas no nos movió este escrúpulo, hay razón diferente: porque nuestras adiciones no se pueden decir adiciones al texto, sino declaraciones libres, que en tanto tendrán algún valor, en cuanto son conformes al texto.  Añadir a la Ley de Dios y a su palabra, se entiende, cuando a los mandamientos, o sonstrituciones de Dios los hombres temerarios añaden mayor dureza por superstición.  Exeñzen el mandamiento de Dios, o le añaden mayor dureza de superstición.  Ejemplo, Honra a tu padre &c. Y vosotros decís a vuestros padres, Cualquier don que yo ofreciere al Corban aprovecharán a ti, &c.  Ejemplo de lo segundo será señalar Dios en la Ley ciertas purificaciones, y obligar los hombres de su pueblo a ellas por entonces, y inventarse ellos con este color el no entrar en casa, ni comer sin lavarse las manos &c. Como S. Marcos dice.  A quien lo que hasta ahora se ha usado acerca de este nombre, es expresamente quitar y añadir, amas cosas en el hecho de quitar el nombre (Jehová) y poner (Señor, o Dios) en su lugar.  Que aun en la sustancia de la cosa que significan no haya variación, hay la en las circunstancias, en la manera y razón de significar, que no importa poco.  Así mismo pareció nos, que esta mutación no se puede hacer sin contravenir al consejo de Dios, y en cierta manera quererlo enmendar, como si el vuese mal hecho todas las veces que su Espíritu en la Escritura declaró este nombre, y hubiera de ser esesotro.  Y pues es cierto, que no sin particular y gravísimo consejo Dios lo manifestó al mundo, y quiso que sus siervos lo conociesen y invocasen por el, temeraria cosa es dejarlo; y superstición temeraria dejarlo con pretexto de reverencia.  Y para que mejor se vea ser esto así, no será fuera de propósito mostrar, de donde ha venido esta superstición acerca de esto sacro nombre.  Está contado en el Levítico, Que estando el pueblo de Israel en el desierto recién sacado de Egipto, un mestizo hijo de un Egipcio de una Israelita riñendo con otro del pueblo, pronunció (o declaró, como dice otros) el sacro nombre: y dijo mal a Dios, quiere decir, blasfemó de Dios por este sacro nombre, de la manera que también ahora los impios, Cristianos reniegañ de él, y lo botan y pesetean, en sus quistiones por mostrarse valiente.  Por ser esta palabra blasfema tan nueva en el pueblo de Dios, el blasfemo fue puesto en prisión, y desde a poco apedreado de todo el pueblo: y a esta ocasión fue puesta Ley entonces por mandado de Dios, que el que en el pueblo de Israel dijese mal a Dios, fuese castigado: y el que PRONUNCIASE (o declarase) el sacro nombre, muriese por ello.  Quiere decir blasfemase con el sacro nombre, como blasfemó aquel por cuya ocasión se puso la ley, Los Rabinos modernos de la palabra pronunciar (no entendiendo el intento de la ley) sacaron esta superstición en el pueblo, Ser ilícito pronunciar, o declarar, el sacro nombre, no mirando que (de mas de que el intento de la ley era claro por la ocasión del blasfemó) después de aquella ley lo pronunciaron Moisés, Aarón, Josué, Caleb, Débora, Gedeon, Samuel, David, y todos los profetas, y píos Reyes, y finalmente fue dulcísimo en la oca de todo el pueblo, que lo contó en salmos, y alabanzas, como parecer por todo el discurse de la Sacra historia.  Así que de la superstición de los modernos Rabinos salió esta ley encaminada del diablo para con pretexto de reverencia sepultar, y poner en olvido en el pueblo de Dios su santo nombre, con cual sólo quiso ser diferenciado de todos los otros falso dioses.  Ni esta es arte nueva suya.  Decimos Rabinos modernos, no porque sean los de nuestro tiempo, si no los que vinieron después de los Profetas, ignorantes de la divina ley, y establecedores de nuevas tradiciones, por haber ignorado la virtud de las que Dios les dio, y aun no poco ya ignorantes de la pura y antigua lengua Hebrea por el frecuente comercio de las otras naciones, aunque fueron antes del advenimiento glorioso del Señor, de los cuales parece bien haber sido los Setenta interpretes, que trasladaron primero en Griego la Escritura al Rey Tolomeo de Egipto, los cuales parecen haber dado fuerza a esta supersticiosa ley, con haber ellos falsado primero que nadie el sacro texto, trasladando siempre (Señor) en lugar de (Jehová) y suprimiendo del todo el sacro nombre con pretexto a la verdad supersticioso, y envidioso del bien de las Gentes, de que no eran dignas de que se les comunicases los divinos misterio.  Vease ahora, Si el bien que esta superstición vaya adelante, o que cese, habiendo Dios dado mejor entendimiento: y que el Pueblo Cristiano lo conozca y adore en Cristo por el mismo nombre, con que el se dio a conocer a los padres, y ellos le conocieron y invocaron, y por el cual el prometió por sus Profetas, Que se daría a conocer a las Gentes, para que le invocasen por el Este dirá (dice Isaías)  Yo soy de Jehová: el otro se llamará del nombre de Jacob: el otro escribirá con su mano, A Jehová, &c.  Podrianos aquí alguno alegar, que ni Cristo ni los Apóstoles en sus escritos emendarón este yerro, &c.  A esto respondemos, Que ellos nunca se encargaron de hacer versiones, ni de corregir las hechas: mas atentos a mayor y mas principal negocio, que era la anunciación del advenimiento del Mesías, y de su Reino glorioso, servianse de la común versión, que entonces estaba en uso, que parece haver sido la de los Setenta, por que en ella tenían abasto para su principal intento.  Otra obligación tiene, quien hace profesión de trasladar la divina Escritura, y darle en su enterez.  Ni tampoco acá estamos determinados de tomar cuestión con nadie sobre este negocio: ni constreñir a ninguno a que pronuncie este nombre, si la superstición Judaica le pareciere mejor que la pia libertad de los Profetas y pios del viejo Testamento: Puede pasarlo cuando leyere, o en lugar de el, pronunciar, Señor, como hacen los Judios, con que nos confiese, Que en trasladarlo, no habemos salido de nuestro deber: y al fin si no se peca en escribirse y imprimirse en letras Hebreas, tampoco debe ser pecado escribirse en otras lenguas ni letras.  La significación del nombre es muy conveniente a lo que significa: por que es tomado de la primera propiedad de Dios, que es del ser, lo cual es propio suyo: y todo lo demas que en el mundo es, lo tiene mendigado de el.  Por esta causa aunque todos los otros nombres de Dios, son comunicados a algunas criatura por alguna especial dispensación, este sólo es incomunicable a otra que a el: por que ser fuerte del ser, y el que por si es, sin dependencia de tora, a el sólo conviene: de donde se sigue evidentemente, que si en la Escritura se halla comunicado al Mesías y al Espíritu Santo (como se halla muchas veces) es argumento invencible de que son de una misma esencia divina con el Padre, no obstante que el Mesías tenga también la misma naturaleza humana que nosotros.  Y pues que el mismo Dios declaró a Moisés este su nombre de la manera dicha, no hay para que nadie comente mas sobre ella..."

 

Cassidoro de Reina